Cocinar pasta es uno de los procedimientos más sencillos y rápidos del mundo culinario. Más allá de la complejidad de retirar la pasta del fuego justo cuando esté al dente, no debería haber mayores complicaciones a la hora de preparar este típico platillo italiano.
Siempre que esté acompañada con una salsa exquisita, los paladares se extasiarán y los comensales se sentirán satisfechos. Sin embargo, existen secretos o técnicas desconocidas que hacen que la unión entre pasta y salsa sea mucho más satisfactoria.
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Según un experimento realizado por el Food Lab del portal Serious Eats, la forma indicada de establecer el matrimonio ideal entre ambos componentes es retirar la pasta del agua a pocos minutos de estar al dente y dejar que ésta complete su cocción dentro de la salsa.
Explican que la pasta se cocina mucho más lento de esa forma, por lo que se debe estar muy pendiente de que no se pase ni que se seque demasiado la salsa. Otro requisito indispensable es colocar un poco del agua almidonada con que se cocinó la pasta para darle mayor textura a la salsa.
Jamás desechar el agua de la cocción
En otra de sus pruebas, comprobaron que mientras mayor cantidad de almidón haya quedado retenida en el agua, mayor cremosidad le aportará a la salsa al momento de incluirla dentro de la misma.
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Para lograr que el agua quede mucho más almidonada, debe cocinarse la pasta con menor cantidad de agua. Las medidas adecuadas podrían ser 500 gramos de pasta en 1,5 litros de agua, por supuesto, salada.
De tal modo, se consigue la armonía perfecta entre la pasta, de cualquier tipo, y su respectiva salsa roja, blanca o pesto. Algo nos dice que los italianos, cómo no, ya sabían esto desde hace rato. No obstante, ¡gracias muchachos!
Fuente: Informe21