Resulta incuestionable la tremenda influencia que ha ejercido la llegada de la tecnología y más precisamente de los teléfonos inteligentes sobre las relaciones humanas, tanto en ámbito de las amistades, como en el laboral, afectivo y de pareja.
Es que la llegada de las redes sociales y el auge de aplicaciones que permiten 'conectar' (al menos a nivel online) a personas que hasta hace no mucho probablemente nunca hubiesen tenido oportunidad de conocerse han logrado que se deban replantear las reglas para relacionarse, sobre todo en lo que hace al amor.
Tinder, lanzada en 2012, facilita mediante la localización geográfica la comunicación entre personas interesadas en concertar una cita y permite acceder en el proceso a un verdadero muestrario digital de hombres y mujeres que se encuentran en las cercanías y a los cuales se puede aceptar o rechazar con el simple deslizamiento de un dedo sobre la pantalla.
Con alrededor de 50 millones de usuarios a la fecha, la aplicación es descargada mayoritariamente por Millenials, quienes componen casi el 80% de sus usuarios. Pero una de las cifras que más sorprenden de la app para citas por antonomasia es que, según un reporte publicado recientemente por Global Web Index, el 42% de las personas que participan activamente en Tinder se encuentran en algún tipo de relación.
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La variedad de aplicaciones de este tipo disponibles hoy día, como Bumble, Happn, OkCupid o Grindr, tienen algo en común e, independientemente de sus características particulares y nichos de mercado a los que apuntan todas, fomentan en mayor o menor medida —según expertos en comportamiento social— una cultura basada en encuentros casuales que en casos extremos podría llevar a una potencial adicción al sexo.
Es que al estar inmersos en una sociedad que aspira a la gratificación inmediata, el poder acceder a una variedad de candidatos que eventualmente podrían convertirse en compañeros sexuales hace que con solo un toque en la pantalla una persona que pueda hallarse sola o contrariada emocionalmente se sienta inmediatamente satisfecha, al menos por un corto período de tiempo.
Los responsables detrás de la app descargada más de 100 millones de veces aseguran que su plataforma ha llevado a 20 mil millones de 'coincidencias' alrededor del mundo, las cuales pueden ir desde un encuentro cercano hasta una inocente cita en un bar de cualquier gran capital.
Justamente son las grandes ciudades las que concentran la mayor cantidad de usuarios de aplicaciones para citas, tal vez por el hecho de que los habitantes de grandes urbes suelen priorizar su desarrollo profesional y en muchos casos no disponen del tiempo necesario para tener una relación formal y prefieren tener encuentros casuales que sirvan para saciar una necesidad puntual.
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El caso particular de Nueva York es muy ilustrativo, donde más del 60% de las mujeres solteras y alrededor del 80% de los hombres en la misma situación de entre 18 y 24 años son usuarios regulares de Tinder.
Sexólogos alertan sobre la proliferación de los encuentros casuales que suelen expirar luego de tan solo una relación íntima, a los cuales suelen asociar con transacciones de tipo comercial en los que no se utiliza el dinero pero en las que las dos partes participan sabiendo perfectamente las reglas del juego.
La cultura del cortejo y las citas, al parecer, ha quedado en el olvido y son cada vez más los Millenials que prefieren primero tener intimidad y luego tal vez llegar a conocer a la otra persona.
Pero es precisamente el acostumbramiento a los encuentros casuales el que puede llevar a comportamientos compulsivos que profesionales aseguran tienen el potencial de desencadenar una adicción al sexo.
Las dificultades que millones de personas tienen a la hora de formar una pareja hoy día podrían originarse en parte debido al replanteo de las condiciones para llevar adelante una relación, lo que se ve evidenciado por el aumento de casos de comportamientos de tipo obsesivo, la preocupante epidemia de trastornos depresivos y la imposibilidad de mantener vínculos reales a nivel interpersonal.
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El reconocido psicoterapeuta y especialista en adicciones sexuales Paul Kelly aseguró en entrevista con el New York Post que los encuentros sexuales actuales generados desde apps para citas son básicamente pornografía en vivo, lo que dijo afectaría de manera directa las posibilidades de construir un vínculo duradero entre dos personas.
Las mujeres probablemente sean las más afectadas por los cambios de paradigma, obligadas a crear un álter ego en las aplicaciones que se debe ajustar a los cánones de belleza actuales y a la sobreexposición que incitan las redes sociales en la actualidad.
En un contexto en el que las imágenes valen más que cualquier otro aspecto, el riesgo de sentirse rechazado y devaluado es aparentemente para muchos uno menor y al que deciden exponerse de cualquier manera, sabiendo que conocer a alguien fuera de las aplicaciones es, hoy día, prácticamente una misión imposible.