A sus 9 años sintió el frío de un revólver calibre 38; a los 12 años, las manos se le mancharon de sangre de inocentes, sin pensar en el dolor que causaba.
Desde entonces su vida se sumergió en el mundo de la maldad.
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Así fue la niñez de Francisco, uno de los pelaos que tuvo la oportunidad de confesarse con el papa Francisco durante su reciente visita al país.
Hoy este joven de 21 años permanece privado de libertad en el Centro de Cumplimiento en Las Garzas, pagando una condena de 16 años, por un doble homicidio registrado en el 2014 en la provincia de Chiriquí.
El joven confesó que realizó 12 crímenes en su adolescencia de cual hoy se arrepiente.
Destacó que lo más que cobró en un homicidio fue 45 mil dólares por un homicidio.
Francisco tiene cinco años de estar preso, hace seis meses fue trasladado del Centro de Custodia y Cumplimiento de menores Aurelio Granados en David, Chiriquí, a la ciudad capital por su mal comportamiento.
Sentado en una silla afuera del taller de pintura, este joven chiricano nos confesó que su vida ha cambiado de una manera drástica.
Antes solo pensaba en cómo fugarse de prisión y vengar el crimen de su hermano de 19 años, que fue asesinado hace siete meses.
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Mientras pintaba un pez koi, dijo que su infancia fue muy dura, ya que estuvo apartado del cariño de su padre, pero siempre tuvo el cariño de su madre y su abuela.
Ellas hacían el papel de madre, pero siempre le hizo falta la figura de un padre. 'El que está llamado a corregir cuando se necesita un regaño o un correazo para que uno entender las cosas', expresó.
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A los 10 años, su vida era como la de cualquier niño a esa edad. Se metió en una escuela de fútbol y fue ahí después de cada entrenamiento que veía armas, drogas, vicios y mujeres, y no se dio cuenta cuando ya estaba dentro del mundo delincuencial a su corta edad.
Señaló que diariamente caminaba con un chaleco antibalas y un arma de fuego, que su gran medicina antes era violencia, mujeres, droga, armas, homicidio; estaba cegado, me estaba matando, pero ahora encontré una medicina que es de vida', dijo Francisco mientras que su pincel daba vida a una pintura.
Francisco es el segundo de 10 hermanos, ahora le da gracias a Dios cada mañana, y asegura que nunca más tomará un arma, porque está consciente de que no es nadie para quitarle la vida a otra persona. 'Satanás me tenía esclavo, pero ya no', expresó.
Continuará Parte 1...
Por: Jairo Cornejo
Foto: Miguel Cavalli y Carlos Ávila
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