Faltaba tan solo 0.9 segundos para el final del encuentro, el Heat de Miami perdía por dos puntos y el jugador de los Nuggets de Denver, Jamal Murray, acababa de lanzar su primer tiro libre, cuando de pronto la policía y la seguridad del American Airlines Arena se abalanzaron sobre la cancha.
Un fanático había invadido el tabloncillo y tomaba el balón en sus manos tras el enceste de Murray, luego salió corriendo y fue arrestado tras saltarse la primera fila, muy cerca de donde se encontraba sentado el exjugador del Heat Chris Bosh con su esposa.
Murray anotó también el segundo y el equipo de Denver terminaba derrotando 103-99 al equipo de Miami en uno de los mejores juegos de la temporada, sin que el incidente tuviera mayor consecuencia.
El miercoles Marsel Imer, el joven de 19 años que interrumpió brevemente el juego, se presentó en la corte con cargos de delitos menores y conducta desordenada, después de estar detenido con una fianza de $1,500 dólares.
No se sabe muy bien qué propició que Imer actuara de este modo, y si bien pudo ser una broma de mal gusto o algún reto personal, la cosa pudo ir a mayores. Nada lo justifica.
Ni siquiera la frustración de ver como a Miami se le escapó la victoria, tras la canasta de Nikola Jokic con 2.4 segundos para el final y el posterior fallo en el pase a Kelly Olynyk a Josh Richardson es menester para este tipo de comportamientos.
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Imer enfundado en una camiseta negra Vice, con el '3' de Dwyane Wade, se las arregló para bajar las escaleras y pasar sobre los asientos de primera fila, llegar a la pintura y tomar el balón. Por suerte fue solo eso, igualmente la seguridad y la policía actuó con presteza lo detuvieron y el hecho no tuvo mayores consecuencias, pero la acción es igualmente condenable.